Ismene Venegas
 

bajo el encino

un sol de abril 

que arde como si fuera verano

me arroja al suelo  


 

busco a tientas la humedad 

oculta en ortopedias

detrás de mecanismos de defensa 

de supervivencia

obsoletos


 

bajo el encino corre un vientecito

suaviza 

el caer de bruces 


 

todo lo que está roto

se quebró entre mis manos


 

me siento sobre una roca

el aroma de las lilas

silencia lo que pienso


 

ahí abajo 

el encino las aves 

dejan de advertir mi presencia

conversan de una rama del árbol

a otra

por encima de mi cabeza

hacen silbar al aire.


 


 

Guadalupe Meza Servin
 

Posibilidades para mañana

Nunca había sentido tantas ansias por la catástrofe. 

Han pronosticado lluvias torrenciales, 

pero el aire no mueve ni una rama, 

sofoca, asfixia

está caído 

caliente

a ras del piso. 

Tal vez mañana sí. 

Las nubes se cargan de agua; están unidas, son inmensas, oscuras,

lo ocupan todo, 

sin espacio, ya no cabemos tú y yo.

(Desde hace tiempo ya no cabemos en un tú Y yo) 

Pero pasan las horas y no revientan, ni ellas, ni tú, ni yo 

(ni lo que alguna vez fuimos nosotros) 

Nadie está dispuesto a abandonar 

la supuesta calma que da la incertidumbre 

Tal vez mañana sí 

Caiga una tormenta y las chicatanas inunden el patio:

se coman las promesas rotas de Año Nuevo, 

construyan sus propios nidos con lo que no tendremos. 

Tal vez mañana sí, agua y viento arrasen con puertas y paredes y el hogar que no formamos. 

Entonces mañana sí, nos iremos de la casa sin nada, 

sin furia

sin dolor. 

O tal vez, los meteorólogos fallaron de nuevo, 

no habrá lluvias, ni huracanes, ni mañanas nubladas, ni caos

solo esta eterna ola de calor 

insostenible

a punto de reventar 

o, en el peor de los casos, de consumirnos.  


 

Y volveremos a decir que tal vez mañana sí 

llueva y el abandono sea una certeza. 


 

Esbeidi Lara

Una casa 

 

 

 

Una casa para atrapar polillas y cucarachas

para romper las cortinas los vasos los sudarios

para no dormir para caer en silencio y enredarnos 

una casa para dejarnos en un par de manos rugosas

para olvidar las palabras los sismos y los terraplenes

   los barcos los aviones 

                            las nubes y su contragolpe:

[de cerca son casi transparentes

                                                   de lejos son blancas].


 

Una casa para perdernos en sus muros 

para lavar la ropa y el cansancio donde mismo

para recogernos en los trastes sucios

una casa recién amueblada enteramente amueblada

            y totalmente inservible.

Una casa para temerle al otro y a uno mismo

para convertirse en las puertas en las ventanas.


 

Una casa que buscaba ser un hogar

una casa como muchas otras

como cualquier otra

una casa sólo otra casa

                sólo una casa.