un sol de abril
que arde como si fuera verano
me arroja al suelo
busco a tientas la humedad
oculta en ortopedias
detrás de mecanismos de defensa
de supervivencia
obsoletos
bajo el encino corre un vientecito
suaviza
el caer de bruces
todo lo que está roto
se quebró entre mis manos
me siento sobre una roca
el aroma de las lilas
silencia lo que pienso
ahí abajo
el encino las aves
dejan de advertir mi presencia
conversan de una rama del árbol
a otra
por encima de mi cabeza
hacen silbar al aire.
Nunca había sentido tantas ansias por la catástrofe.
Han pronosticado lluvias torrenciales,
pero el aire no mueve ni una rama,
sofoca, asfixia
está caído
caliente
a ras del piso.
Tal vez mañana sí.
Las nubes se cargan de agua; están unidas, son inmensas, oscuras,
lo ocupan todo,
sin espacio, ya no cabemos tú y yo.
(Desde hace tiempo ya no cabemos en un tú Y yo)
Pero pasan las horas y no revientan, ni ellas, ni tú, ni yo
(ni lo que alguna vez fuimos nosotros)
Nadie está dispuesto a abandonar
la supuesta calma que da la incertidumbre
Tal vez mañana sí
Caiga una tormenta y las chicatanas inunden el patio:
se coman las promesas rotas de Año Nuevo,
construyan sus propios nidos con lo que no tendremos.
Tal vez mañana sí, agua y viento arrasen con puertas y paredes y el hogar que no formamos.
Entonces mañana sí, nos iremos de la casa sin nada,
sin furia
sin dolor.
O tal vez, los meteorólogos fallaron de nuevo,
no habrá lluvias, ni huracanes, ni mañanas nubladas, ni caos
solo esta eterna ola de calor
insostenible
a punto de reventar
o, en el peor de los casos, de consumirnos.
Y volveremos a decir que tal vez mañana sí
llueva y el abandono sea una certeza.
Una casa para atrapar polillas y cucarachas
para romper las cortinas los vasos los sudarios
para no dormir para caer en silencio y enredarnos
una casa para dejarnos en un par de manos rugosas
para olvidar las palabras los sismos y los terraplenes
los barcos los aviones
las nubes y su contragolpe:
[de cerca son casi transparentes
de lejos son blancas].
Una casa para perdernos en sus muros
para lavar la ropa y el cansancio donde mismo
para recogernos en los trastes sucios
una casa recién amueblada enteramente amueblada
y totalmente inservible.
Una casa para temerle al otro y a uno mismo
para convertirse en las puertas en las ventanas.
Una casa que buscaba ser un hogar
una casa como muchas otras
como cualquier otra
una casa sólo otra casa
sólo una casa.